La eterna
discusión, para mí más de marketing que futbolística, entre quien es mejor
jugador en el futbol moderno si el 10
del Barcelona o el 7 ex del Real Madrid y ahora de la Juventus de Italia,
levanta demasiada pasión para los fanáticos de ambos equipos, mucho menos para
los aficionados, en menor medida para los conocedores del fútbol y quizá poca o
nada para ambos jugadores en mención.
Un fanático,
según Francisco Luque al describir las características de un fanático del
fútbol, actúa en su mayor parte de manera inconsciente, a tal grado que se deja
llevar más por la pasión que por la razón. Otro de los síntomas que presenta un
fanático es que se ciegan ante las opiniones objetivas que se emiten y ensalza
cualquier sandez que se publique en los medios tradicionales o en los medios
sociales, perdiendo así la veracidad de los argumentos que se planteen sobre el
tema.
A estos puntos que destaca Luque en su
artículo, puedo plantear cuatro características notables en el comportamiento
de todo fanático: su cambio brusco de comportamiento, su pérdida de objetividad
ante las situaciones del contexto y de la realidad del tema o situación en la
que se desenvuelve, su carácter victimizador para querer ocultar la realidad
objetiva, y su culto al alter-ego al creerse intelectualmente superior a los
que no piensan o sienten igual que él o ella. El enfrentamiento entre fanáticos
es tan peligroso que ha llegado a ocasionar muerte en encuentros deportivos,
por decir algo.
Considero que en
temas de preferencias deportivas, el marketing genera contenidos que alimenten
la sed de transformación de una persona fanática, esto con la producción de
noticias, eventos o situaciones en las que se vea “amenazado” o “atacado” aquello
que defiende exageradamente. Pero fanáticos hay en todas las esferas de la
vida: la religión, la política, la música, el deporte, etc.
Sirva este
referente para relacionarlo con uno de los sucesos que ha surgido en estos días
entorno al contexto político nacional, me refiero a los dimes y diretes entre
ARENA y Nayib Bukele. Estoy convencido que, tanto el ex alcalde como el
instituto político de derecha están desarrollando sus estrategias de marketing
político para alimentar el sentimiento de los fanáticos de ambos entes
partidistas. Cada uno de los grupos ha llenado sus sentimientos de ataque o
defensa, emisión o respuestas de argumentos que tratan de reafirmar, desvirtuar
o posicionar.
Es increíble
como minutos posteriores a la publicación de un video en donde el presidente de
ARENA emite un mensaje a Bukele, los fanáticos (más que trolls) empezaron a
hacer memes del de lo dicho en el video y, horas más tarde, quizá 2 0 3, que se
publicó un video doblado con argumentos contrarios a los dichos.
Claro, los
mensajes están diseñados para sus seguidores fanáticos no analicen los
contenidos y, como se diría popularmente, se les “encienda la mecha rápido” y
exploten con sus respuestas, comentarios o actuaciones, especialmente en la
redes sociales.
Los fanáticos
partidistas no son capaces de reconocer el o los errores que el partido o
candidato cometió y comete en su gestión pública, y ataca inmediatamente al
contrario.
¿Quién sale
ganando con esto? Al igual que el contexto del fútbol, el marketing se lleva el
mayor beneficio, el económico, ya que está haciendo que los salvadoreños que
defienden ciegamente a dichos partido o candidato reconozcan que están
presentando contenidos sin propuestas, con el propósito de calentar ánimos, aumentar
el rencor entre las barras, y que se confundan del contexto político actual en el
que se destacan que hay pocas propuestas reales de país y las que disque son
propuestas, son cosas que despierten la “ilusión” de la persona pero que
difícilmente se lleguen a hacer realidad.
Dejemos de ser
fanáticos y seamos más aficionados, para reconocer las fallas, debilidades, y
errores de nuestros partidos o candidatos con que simpatizamos. Aficionados que
puedan reclamarle a su dirigencia, a su candidato por no presentar propuestas
convincentes. Dejemos de entrar en pugna con otros que piensan diferentes a
nosotros. Abramos nuestros ojos, mente y razón para argumentar convincentemente
aquellas cosas que deben ser comentadas, desmentidas o exigidas.
Mientras, como
en el caso de Messi y Cristiano, ellos seguirán llenando sus arcas de millones
de dólares (o euros) y nosotros acá “matándonos” por la intolerancia de
defender personas o proyectos políticos de aquellos que solo seguirán velando
por sus intereses particulares.
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