Por Rubén Fúnez
¿Qué pasó en las elecciones en Honduras? pasaron cosas muy importantes. Tradicionalmente la presidencia de la república se la han disputado dos partidos políticos: Los Liberales y Los Nacionalistas. Ninguno de los otros partidos políticos, objetivamente, han tenido posibilidades de acceder al poder. En cambio, en las elecciones que se acaban de disputar, un nuevo partido se ha enfrentado a los partidos tradicionales con posibilidad de arrebatarles el poder: LIBRE.
¿Qué pasó en las elecciones en Honduras? pasaron cosas muy importantes. Tradicionalmente la presidencia de la república se la han disputado dos partidos políticos: Los Liberales y Los Nacionalistas. Ninguno de los otros partidos políticos, objetivamente, han tenido posibilidades de acceder al poder. En cambio, en las elecciones que se acaban de disputar, un nuevo partido se ha enfrentado a los partidos tradicionales con posibilidad de arrebatarles el poder: LIBRE.
De acuerdo al conteo preliminar, LIBRE se ha situado como segunda fuerza política, desplazando al Partido Liberal por 8 puntos porcentuales y debajo del Partido Nacional por 6 puntos porcentuales. Esta situación nos fuerza a reflexionar. Honduras es el país más pobre de la región centroamericana y uno de los países más pobres a nivel mundial. La pobreza de Honduras no es simplemente económica, si no que se trata también de una apabullante pobreza cultural.
Esta pobreza integral que viven los
hondureños se expresa, evidentemente, en
el modo como se sitúan en la realidad: el pueblo hondureño es un pueblo
miedoso, y el miedo lo tienen justamente hacia un sector muy concreto de la
población: a la clase adinerada de Honduras. El rico hondureño es un personaje
que se relaciona con los demás por medio de la macana, de la humillación y de
la invisibilidad. A los ricos de Honduras hay que estarles recordando de modo
sistemático la aguda observación del papa Francisco, cuando observa que “ningún
esfuerzo de pacificación será duradero para una sociedad que ignora, margina (nosotros
agregamos humilla, desprecia) y abandona en la periferia a una parte de la
sociedad”.
El pobre hondureño está siempre
pensando que puede ser humillado, regañado, despreciado. Esto explica que la
relación entre ambos sea precisamente de miedo. No levanta la vos, porque teme
que se le pegue, no levanta la vos porque teme que se le humille, no levanta la
vos, porque teme ser invisibilizado.
Desde esta perspectiva, los datos
preliminares que están presentándose son esperanzadores, los hondureños han
encontrado un medio para sacudirse su miedo secular; un 28% de la población apta para votar, se
reconoce públicamente como simpatizante de la izquierda; es una situación sin
precedente en la historia hondureña.
Sin embargo LIBRE pierde las
elecciones. ¿Por qué pierde las elecciones? porque no logró convencer a un
enorme sector de la población hondureña. Esta población, hay que decirlo con
claridad, no son los ricos del país, el 70% de los hondureños son pobres,
fueron los pobres los que votaron al partido nacionalista, fueron los pobres
los que no vieron en las propuestas de LIBRE
los medios y mecanismos concretos que les permitiera salir de la pobreza
inhumana en la que viven y en la inseguridad agobiante por la que pasan. En cambio, Juan Hernández, el “Juan Tortilla” como se le denominaba al candidato a
la presidencia por el partido nacionalista, en un amplio sector hondureño, y
hoy virtual presidente de la república, logró convencer con sus propuestas
concretas, tanto a los empresarios como a los pobres de este país.
¿Qué queda por hacer? LIBRE tiene un
enorme, un difícil, un penoso y escabroso proceso que construir, nos referimos
a que tiene que ir educando a sus bases a no esperar a un mesías, que por arte
de magia los saque de la situación de postración en la que se encuentra el
pueblo de Honduras. Tengo la impresión que un alto porcentaje de los
simpatizantes de LIBRE pensaron, piensan y es posible que sigan pensando que
para solucionar las profundas dificultades por las que atraviesa Honduras
bastaba con que llegara Xiomara Castro de Zelaya a la presidencia.
LIBRE tiene que educar a sus
simpatizantes de tal modo que caigan en la cuenta que acceder a la presidencia
de la república no es sino un paso mínimo para refundar a ese país. Me temo que
ni 25 años son suficientes para sacar de la postración en la que se encuentra
el pueblo de Honduras.
No obstante, da la impresión que los
simpatizantes de LIBRE, al menos un amplio sector de estos simpatizantes, creyó
que bastaba con acceder al poder: no es el caudillo, no es el mesías, no es el
cacique, incluso no es el partido el que va a transformar esta situación, es
todo el pueblo que tiene que comprometerse con una visión de país; quiero
acentuar que se trata del pueblo, no estoy pensando en la gran empresa, que es
verosímil, que no puedan ni quieran hacerlo.
¿Cómo hay que hacerlo? Se requiere de
formación política. La candidata a la presidencia por LIBRE dio claras señales
de inmadurez política e incluso roso los límites de la irresponsabilidad. Me
parece que proclamarse presidenta de Honduras de modo tan prematuro es una
falta enorme de tacto; esto sólo pudo ser expresión de un muy mal
asesoramiento. Un asesoramiento que ha fomentado y prolongado un nocivo espíritu triunfalista
que hace, en la mayoría de los casos, deformar la realidad, en la medida en la
que predominan no los datos, sino nuestras ilusiones y, finalmente, se puede
argüir que se dio como respuesta a la arremetida que estaban dando los medios
de comunicación social, que también estaban generando un ambiente de
desinformación y de confusión, no obstante, en los tres casos se leyó muy mal
la coyuntura.
¿Un hipotético triunfo de LIBRE hubiera modificado la situación geopolítica de la región? en una primera aproximación cualquiera estaría tentado a decir que sí. LIBRE en Honduras, el FMLN en El Salvador y ORTEGA en Nicaragua hubiera permitido la alianza estratégica de tres gobiernos amigos en la región, que pondría las condiciones para una relación más estable con ALBA, quizá, pero sólo quizá, ya que en la práctica a nuestros países les interesa más, tener mejores relaciones con USA que con el cono sur; que esto no tenga que ser así, es harina de otro costal; en la práctica nuestros gobiernos se sienten orgullosos cuando tienen la anuencia del gobierno norteamericano, ¿realismo político? quizá.
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