martes, 26 de noviembre de 2013

Elecciones en Honduras

Por Rubén Fúnez

¿Qué pasó en las elecciones en Honduras? pasaron cosas muy importantes. Tradicionalmente la presidencia de la república se la han disputado dos partidos políticos: Los Liberales y Los Nacionalistas. Ninguno de los otros partidos políticos, objetivamente, han tenido posibilidades de acceder al poder. En cambio, en las elecciones que se acaban de disputar, un nuevo partido se ha enfrentado a los partidos tradicionales con posibilidad de arrebatarles el poder: LIBRE.

De acuerdo al conteo preliminar, LIBRE se ha situado como segunda fuerza política, desplazando  al Partido Liberal por 8 puntos porcentuales y debajo del Partido Nacional por 6 puntos porcentuales. Esta situación nos fuerza a reflexionar. Honduras es el país más pobre de la región centroamericana y uno de los países más pobres a nivel mundial. La pobreza de Honduras no es simplemente económica, si no que se trata también de una apabullante pobreza cultural.

Esta pobreza integral que viven los hondureños se expresa, evidentemente, en  el modo como se sitúan en la realidad: el pueblo hondureño es un pueblo miedoso, y el miedo lo tienen justamente hacia un sector muy concreto de la población: a la clase adinerada de Honduras. El rico hondureño es un personaje que se relaciona con los demás por medio de la macana, de la humillación y de la invisibilidad. A los ricos de Honduras hay que estarles recordando de modo sistemático la aguda observación del papa Francisco, cuando observa que “ningún esfuerzo de pacificación será duradero para una sociedad que ignora, margina (nosotros agregamos humilla, desprecia) y abandona en la periferia a una parte de la sociedad”.

El pobre hondureño está siempre pensando que puede ser humillado, regañado, despreciado. Esto explica que la relación entre ambos sea precisamente de miedo. No levanta la vos, porque teme que se le pegue, no levanta la vos porque teme que se le humille, no levanta la vos, porque teme ser invisibilizado.

Desde esta perspectiva, los datos preliminares que están presentándose son esperanzadores, los hondureños han encontrado un medio para sacudirse su miedo secular;  un 28% de la población apta para votar, se reconoce públicamente como simpatizante de la izquierda; es una situación sin precedente en la historia hondureña.

Sin embargo LIBRE pierde las elecciones. ¿Por qué pierde las elecciones? porque no logró convencer a un enorme sector de la población hondureña. Esta población, hay que decirlo con claridad, no son los ricos del país, el 70% de los hondureños son pobres, fueron los pobres los que votaron al partido nacionalista, fueron los pobres los que no vieron en las propuestas de LIBRE  los medios y mecanismos concretos que les permitiera salir de la pobreza inhumana en la que viven y en la inseguridad agobiante por la que pasan. En cambio, Juan Hernández, el “Juan Tortilla” como se le denominaba al candidato a la presidencia por el partido nacionalista, en un amplio sector hondureño, y hoy virtual presidente de la república, logró convencer con sus propuestas concretas, tanto a los empresarios como a los pobres de este país.

¿Qué queda por hacer? LIBRE tiene un enorme, un difícil, un penoso y escabroso proceso que construir, nos referimos a que tiene que ir educando a sus bases a no esperar a un mesías, que por arte de magia los saque de la situación de postración en la que se encuentra el pueblo de Honduras. Tengo la impresión que un alto porcentaje de los simpatizantes de LIBRE pensaron, piensan y es posible que sigan pensando que para solucionar las profundas dificultades por las que atraviesa Honduras bastaba con que llegara Xiomara Castro de Zelaya a la presidencia.

LIBRE tiene que educar a sus simpatizantes de tal modo que caigan en la cuenta que acceder a la presidencia de la república no es sino un paso mínimo para refundar a ese país. Me temo que ni 25 años son suficientes para sacar de la postración en la que se encuentra el pueblo de Honduras.
No obstante, da la impresión que los simpatizantes de LIBRE, al menos un amplio sector de estos simpatizantes, creyó que bastaba con acceder al poder: no es el caudillo, no es el mesías, no es el cacique, incluso no es el partido el que va a transformar esta situación, es todo el pueblo que tiene que comprometerse con una visión de país; quiero acentuar que se trata del pueblo, no estoy pensando en la gran empresa, que es verosímil, que  no puedan ni quieran hacerlo.

¿Cómo hay que hacerlo? Se requiere de formación política. La candidata a la presidencia por LIBRE dio claras señales de inmadurez política e incluso roso los límites de la irresponsabilidad. Me parece que proclamarse presidenta de Honduras de modo tan prematuro es una falta enorme de tacto; esto sólo pudo ser expresión de un muy mal asesoramiento. Un asesoramiento que ha fomentado  y prolongado un nocivo espíritu triunfalista que hace, en la mayoría de los casos, deformar la realidad, en la medida en la que predominan no los datos, sino nuestras ilusiones y, finalmente, se puede argüir que se dio como respuesta a la arremetida que estaban dando los medios de comunicación social, que también estaban generando un ambiente de desinformación y de confusión, no obstante, en los tres casos se leyó muy mal la coyuntura.

¿Un hipotético triunfo de LIBRE hubiera modificado la situación geopolítica de la región? en una primera aproximación cualquiera estaría tentado a decir que sí. LIBRE en Honduras, el FMLN en El Salvador y ORTEGA en Nicaragua hubiera permitido la alianza estratégica de tres gobiernos amigos en la región, que pondría las condiciones para una relación más estable con ALBA, quizá, pero sólo quizá, ya que en la práctica a nuestros países les interesa más, tener mejores relaciones con USA que con el cono sur; que esto no tenga que ser así, es harina de otro costal; en la práctica nuestros gobiernos se sienten orgullosos cuando tienen la anuencia del gobierno norteamericano, ¿realismo político? quizá.

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